Lo real y lo imaginado
La obra de Haruki Murakami se divide en dos tipos de novelas: las realistas y las que están más cercanas al mundo de los sueños. Baila, Baila, Baila pertenece a éste segundo grupo o, mejor dicho, es una mezcla de ambos. Los pasajes oníricos aparecen al comienzo y al final pero todo lo que sucede en el grueso de la historia se puede leer como algo real. El autor no hace continuas alusiones al surrealismo, sólo especula sobre un mundo paralelo para reflexionar sobre la barrera que separa la verdad y la interpretación.
“¿Dónde termina lo real y dónde empieza lo imaginado? ¿Dónde acaba la verdad y dónde empieza la interpretación?”
Al comienzo de Baila, Baila, Baila, y después de leer varios libros de Murakami como Tokio Blues, After Dark, Al sur de la frontera, al oeste del sol, o Sputnik, mi amor, entre otros; tuve la sensación de que éste era otro más del mismo corte. Más de lo mismo. Y eso que todos los libros que he leído del autor no son de los que pertenecen al grupo de obras oníricas. Lo cierto es que en el universo Murakami siempre encontramos los mismo ingredientes: la soledad, el desasosiego, la pérdida del sentido de la vida.... Entonces me planteé ¿por qué seguir leyendo? ¿A caso voy a encontrarme algo nuevo? La respuesta fue bien sencilla. Porque Murakami es capaz de escribir y describir esas sensaciones como ninguno. Es de los pocos que, situando al protagonista en medio de una habitación vacía, es capaz de escribir el silencio de la soledad. Murakami cuenta historias pero, sobre todo, plasma los sentimientos. Refleja el verdadero sentir de la soledad y llega directo a la sensibilidad del lector, atrapándole en su universo.
El libro que aquí nos ocupa se publicó en Japón un año después de la exitosa Tokio Blues (Norwegian Wood), y recupera al personaje del ‘hombre carnero’ de una novela anterior, La caza del carnero salvaje. Un escritor freelance decide rendir cuentas con el pasado y regresa al Hotel Delfín como punto de partido. Allí el hombre carnero, que reside en un mundo paralelo dentro del propio hotel, le aconseja buscar la conexión que le ha enviado hasta allí y cerrar el círculo. El protagonista conoce diferentes personas, una entrañable niña de trece años incomprendida por un extraño ‘don’ cuyos padres la tienen prácticamente olvidada; recupera un amigo del pasado, ahora un famoso actor; y otros personajes que fluctúan entre todos y que le ayudara a cerrar o crear un círculo que le llevará de regreso al misterioso Hotel Delfín. Entre todo, una historia de intriga con muertes que pueden que sólo sean desapariciones.
Baila, Baila, Baila y muchas de las obras del autor, son historias que tocan la irrealidad pero que no necesariamente son inverosímiles. No obstante, esta premisa flaquea un poco en este libro. Murakami ha resuelto con un argumento vago, invocando a su vertiente onírica pero ‘despachando’ por la vía rápida una historia de intriga bien construida.
La historia parte de lo onírico con la aparición del ‘hombre carnero’. La trama se va desarrollando pero sin hacer demasiada alusión a lo onírico por lo que el autor podría haber resuelto por un lado la trama de misterio e intriga referente a la desaparición de algunos personajes y, al retornar al Hotel Delfín para finalizar el libro, zanjar las preocupaciones personales del protagonista aludiendo a lo onírico. Cerrar el ciclo con el ‘hombre carnero’ tal y cómo ha hecho, pero sin involucrar todo lo anterior en la ensoñación. En fin, es todo lo que puedo explicarme sin destripar la historia.
Supongo que los seguidores del autor leerán o habrán leído ya la novela publicada en octubre de 2012. Si son de esos que, como yo, sólo degustan sus novelas realistas no se dejen disuadir por los tintes oníricos que tiene. Es soportable y además aporta reflexiones aplicables a la vida real.
“Es posible que no llegues a ser feliz, había dicho el hombre carnero. No tienes más remedio que bailar. Tan bien que deslumbres a todos.”
BAILA, BAILA, BAILA
Haruki Murakami
Tusquets, 2012
464 Págs.
Dansu, dansu, dansu
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