Es la primera novela de su autora, Françoise Sagan, publicada en 1954 a la edad de 19 años. Se convirtió en pocos meses en el mayor éxito inmediato del mundo editorial francés. Traducida a 25 idiomas, incluido el latín. Y con una adaptación cinematográfica (1958) a manos del célebre Otto Preminger, con las interpretaciones de Jean Seberg, Deborah Kerr y David Niven.
Ediciones Cátedra ha recuperado la obra en una colección que conmemora el 50 aniversario de la editorial, para la que ha elegido ocho obras publicadas originalmente en sus colecciones más reconocidas (Letras Hispánicas y Letras Universales). En esta edición acompaña la obra con una introducción a modo de contextualización o guía de lectura que analiza la relevancia de la misma. Entre los análisis, se incluye un estudio que hace referencia a la obra de Oscar Wilde, El retrato de Dorian Gray.
Buenos días, tristeza es la historia de una catástrofe sentimental. Raymond y Cécile, padre e hija, están acostumbrados a una vida despreocupada, caprichosa incluso, hasta que un verano reaparece una vieja amiga con la que Raymond decide casarse y asentar su vida. Esto supondrá para Cécile un cambio hacia una vida más ordenada o, en cualquier caso, un cambio drástico a su vida tal y como se desarrollaba hasta el momento. Cuestión que en un principio no parece desear y por lo que idea un plan para “distraer” a su padre con otra joven.
Una obra escrita con suma delicadeza que destila melancolía e impotencia por lo que pudo haber sido y no fue. Un relato escrito en primera persona por una narradora que da conocer el camino que le ha llevado a la tristeza, relatando el episodio clave vivido en la adolescencia y que fracturó su estado de felicidad absoluta.
Una crisis existencial sobrevuela esta historia contextualizada en un ambiente de cambio en la sociedad francesa de los años 50, que fue el caldo de cultivo de la Françoise Sagan adolescente. Conociendo este contexto queda evidenciado que la obra es, como se dijo, “hija de su época”.