Mucho rock
¿Hace cuánto no te pasa y cuándo te ha pasado revolverte en la silla, querer devorar el libro literalmente, meter la cabeza entre las páginas como tratando de que no se te escape un detalle, como queriendo leer más rápido de lo que tu mente es capaz de procesar? ¿Hace cuánto que después de leer por la noche, al apagar la luz, no te quedas mirando la oscuridad pensando si hay alguien observando? ¿De verdad que no has leído El mal camino? La última y esperada novela de Mikel Santiago tras la revelación del año pasado, La última noche en Tremore Beach.
Comparado con Stephen King cuando el año pasado publicaba su primera novela larga. Antes ya había ocupado en Barnes & Noble, iTunes y Amazon la lista de los bestseller españoles en Estados Unidos. Algunos críticas cuestionaron esa comparación, exagerada, con el maestro del misterio y el terror, y así ha caído El mal camino, como un golpe encima de la mesa. Utiliza algunos ingredientes que dieron buenos resultados en la anterior y pule otros aspectos para presentar una novela más sólida y vibrante hasta la última página.
A veces, para llegar a buen puerto. Para triunfar. Hay que tomar 'el mal camino'. Y aún a riesgo de parecer repetitivo, Santiago apuesta por mantener puntos comunes que, el tiempo lo dirá, podrían convertirse en rasgos característicos de su obra. Protagonistas con profesiones artísticas que se encuentran en un punto de su carrera en los que 'la musa está difusa'. Antes un compositor, ahora un escritor y además añade un segundo personaje, una estrella del rock. Y el paisaje, un entorno ligeramente alejado de la civilización, una playa recondita de irlanda, ahora un pueblito de la Provenza. El creador, artista, escritor o compositor, que busca un refugio para encontrarse con las musas o cambiar de rumbo. A ambas características y, sobre todo, las dos combinadas, se les aprecia un halo romántico, bohemio... Un poquito de charme.
El simpático Bert Amandale, escritor de éxito, se muda con su mujer y su hija a la Provenza para alejarse de la vida que llevaban en Londres. Al poco tiempo se muda su gran amigo Chucks Basil, estrella del rock en horas bajas y una de las cosas de las que su mujer quería alejarse en Londres. Un día Chucks confiesa a su amigo haber atropellado a un hombre y darse a la fuga sin auxiliarlo. Un accidente extraño. Parecía que el misterioso hombre huía de algo y apareció de repente en medio de la carretera. Bert le recomienda confesar a la policía y cuando éste lo hace resulta que no hay ni muerto, ni accidente, ni rastro de nada. Y con todo, Chucks empieza a sentir que alguien le vigila. ¿Qué hay de verdad en todo ese misterio? ¿Es fruto de la cabeza de la estrella de rock perjudicada antaño por los excesos? ¿Ha vuelto Chucks a las andadas? Y ahora, sin él. ¿Por qué Bert empieza a creer que su amigo decía la verdad y que podría tratarse todo de una misteriosa secta?
Un estilo directo, ágil, desenfadado que se permite licencias irónicas incluso en los momentos de máxima tensión para romper el ritmo y tomar aire. Santiago vuelve a demostrar que sabe manejar y medir perfectamente los tiempos. Acelerar o disminuir el ritmo sin perder al lector por el camino. Y, sobre todo, narrar con facilidad y realismo las escenas de acción más complejas. Introduce al público en el escenario con descripciones prácticamente inapreciables en el texto que sin embargo, alcanzan a las sensaciones del lector. Le hace partícipe e investigador de la trama y aún así, oculta las pruebas de manera que hasta el último momento no descubre nada. Y con todo el suspense hasta la última página, la última línea... incluso con ganas de que después de esa última haya otra más; las opiniones respecto al final las he oído de todo tipo. Que si uno u otro. Vivo o muerto. Por aquí por allá... Para gustos los colores. Pero no podrán parar de leer. No digan que no están avisados.
Posdata: Me ha faltado una cosa. ¿Y la banda sonora? Si Lorenzo Silva tiene Música para feos, ¿por qué Beach Ride no puede tener música y letra?
EL MAL CAMINO
Mikel Santiago
Ediciones B, 2015
432 Págs.
Otras novelas del autor - Aquí
Lo he terminado ayer... y como tu dices lo he devorado porque no podía parar de leer!
ResponderEliminarUn beso
Mas reseñas dando envidia y a estas alturas un autor para llevar a casa
ResponderEliminar¡No lo dudes!
EliminarLo tengo apuntado en mi lista de compra. A ver si supera al anterior libro suyo
ResponderEliminarBesos
¡¡Lo supera!!
EliminarYa me contarás sino cuando lo leas Marina.
Un saludo
Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que tiene muy buena pinta.
Te sigo, me sigues?
Un beso.
Hola, me ha gustado tu blog y me quedo por aquí. Ya te he redondeado la cifra de seguidores a 200!!! Bonito número.
ResponderEliminarBesos.
Gracias!! Yo ya seguía tu blog.
EliminarNos leemos! Un saludo
Me apreció un libro entretenidísimo en el que, al igual que en su primer título, el autor hace de la música un personaje más
ResponderEliminarBesos
Tengo tantísimas ganas de estrenarme con este autor... supongo que empezaré con este último ya que la portada es tremenda. Espero no tardar.
ResponderEliminarTe acabo de conocer, y me quedo por aquí! ;) te invito a psarte por mi blog si te apetece!
Un beso
Hola Lunille
EliminarMuchas gracias. Te sigo en el blog y ahora también en Twitter que he visto que tienes. El nuestro @libro_viernes, búscanos si quieres ;)
El libro tiene demasiados errores tipográficos, está escrito como una redacción de un adolescente que se cree escritor y todos los mecanismos narrativos que utiliza se quedan en herramientas básicas para juntar frases que pretenden crear intriga, pero el relato es muy predecible, los personajes carecen de profundidad psicológica y la trama es muy superficial y se resuelve de una manera muy difusa. Se enumera nombres de grupos, de instrumentos, de artistas varios, intentando crear una atmósfera determinada,,,, pero no hay ni rastro de las entrañas que sin mencionar un solo instrumento o artista hace que sepamos que estamos bajo esa atmósfera; se habla mucho de rock, de lujo, de personajes adinerados...,pero la historia no entra en los entresijos del lujo, se muestran muy de tercera mano, como desde la perspectiva de un criado envidioso, y no sabe ni huele a rock; por mucho OH que se derrame en toda la narración,el único olor que queda es un rancio olor de instituto en el que un estudiante atrevido,que se cree que sabe escribir, balbucea una redacción pueril ante unos colegas que le ríen las gracias bajo la mirada indolente de un docente que está más pendiente del reloj que de lo que dice el alumno.
ResponderEliminarAcabo de terminar de leer el libro, y es cierto que no puedes dejar de leer. Me ha gustado, pero hay que reconocer que hacia la mitad del libro el autor te descubre lo que está por venir, en parte por utilizar el recurso de la narración en primera persona, que es atractivo para la narración, pero a mi juicio, tiene estos problemas, sin embargo me gusta el estilo de Santiago, es un autor interesante. Personalmente me quedo con su primera novela, que me gustó más. Esperaré con atención la próxima.
ResponderEliminarHola Antonio!
EliminarTienes razón en que se descubren algunas cosas pero aún así no te quita las ganas de seguir leyendo hasta el final.
A mi también me gustó mucho la anterior, pero tampoco diría que más que ésta. Me parece que ya está escribiendo una próxima novela así que habrá que estar atentos.
Un saludo Antonio!